sábado, 17 de julio de 2010

Rodando

Esta es una época de mucho trabajo, pero casi todo rutinario. Pelamos a muchos perros, vendemos muchas cositas para los viajes, vacunamos y curamos pequeñas heridas propias del aumento de actividad en la calle de nuestros clientes.
Vino Rubi. Da un poco de cosa verla cojita, apenas puede utilizar las patas traseras, pero sigue siendo una perra feliz. Tiene la mejor de las familias, ya estan dando vueltas a comprar un carrito para que pueda pasear, y la cuidan con dedicación. Me impresionan cada vez que pasan por la clínica.
Tenemos enquistado a Pocholo, el gato de los perdigonazos. Tras hacerle más radiografías, se pudo determinar que el balin del torax no se alojaba en pulmón. Pero sufría neumonía. Los análisis confirmaron una infección tremenda, en torno a 35.000 glóbulos blancos cuando lo normal es que esten en la tercera parte. El gato no mejoraba con el tratamiento antibiótico, así que se optó por hacer una ecografía de abdomen, por si el perdigón alojado allí, pudiera estar complicando su estado. Pero no fue el caso. Se le reforzó el tratamiento, y despues de unos días, los análisis fueron esperanzadores. Pero no termina de ponerse del todo bien; aunque algunos días ya ha llegado a comer y beber por sí solo. Lo peor de todo es que en este caso no contamos con el mismo apoyo, la dueña "madre" no para de darnos información contradictoria, pone en duda cada cosa que decimos y de vez en cuando nos sale con la milonga del sufrimiento y de que sería mejor acabar. Es difícil avanzar, cuando te ponen palos en la ruedas. Menos mal que la dueña "hija" ayuda un poco.

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