Uno de los casos es Musy, la canichita a la que descubrimos un tumor de 5 cm. dentro de la vena cava, en el interior del hígado. Hace un a semana, aproximadamente, nos llamó su dueña comunicándonos que la perra había empezado a toser a menudo. Como además sufre una insuficiencia cardiaca, la pedí que viniera por si se había descompensado, aunque me temía que el aumento de presión en el sistema circulatorio, por la presencia del tumor, complicara su afección. Observé que tenía una faringitis, lo cual me alivió; sencillamente, a pesar de todo su cuadro, la razón por la que tosía era un sencillo catarro. Pero también me di cuenta de que su abdomen estaba más duro y más grande..
Ayer la hicimos una nueva ecografía para averiguar si el tumor había aumentado de tamaño, o bien su hígado de manera secundaria. Pero lo que descubrimos es esto:

Solo por curiosidad, añado la imagen del tumor dentro de la vena cava:

El otro caso es Rubi, la perrita que tiene síndrome de cushing a la que operaron el día 7 de abril de una de las rodillas. Publiqué una radiografía del estado en el que se encontraba:

El hueso de arriba (fémur) se encuentra completamente descolocado. Esta es la imagen tras la cirugía:

La intervención consistió en hacer una sujección por medio de un hilo grueso (que no se aprecia en la radiografía) alrededor de la articulación, con objeto de sujetar el fémur en su sitio. Como la perra tiene un problema metabolico y la rodilla estaba en muy mal estado, se le insertó un tornillo en la parte posterior y se hizo una segunda sujección. Pero como se puede observar, no se ha podido conseguir que la articulación quede en su sitio. Sigue apoyando mal, al menos tiene menos dolor.
La semana que viene tiene cita con el traumatólogo, no sé si propondrá una segunda intervención ni si sus abnegados propietarios accederán a ello. Ya iré contando...
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