jueves, 29 de abril de 2010

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Ultimamente me da pereza publicar, aparte de por tener la sensación de estar contruyendo el blog de los horrores, porque me pesa la carga de mis pacientes. Hay épocas felices en las que prevalece la tranquilidad, los pocos enfermitos se recuperan sin dificultad. Hay otras en los que estas doliéndote de un golpe cuando tienes que prepararte para recibir el siguiente, y el siguiente...
Loby, la perrita a la que quitamos un enorme tumor de mama la semana pasada, no levanta cabeza. Está mal, se le ha hinchado la pata adyacente, posiblemente por una infección secundaria a la misma cirugía. Puede que haya sido porque desde el día que la operamos, no ha vuelto a comer bien, y no ha tomado el antibiótico con la regularidad necesaria. La estamos pinchando, y parece que va mejor, pero sigue triste y no come; a veces vomita. La sacamos, no sin dificultad, sangre ayer y le chequeamos los valores de hígado y riñón, con buenos resultados. Suena muy mal, respira mal, y el primer lugar de metátasis en los tumores malignos de tejido mamario es el pulmón. Puede que esté todo extendido. He hablado hoy de hacerle una ecografía, pero el dueño no está muy dispuesto. En su cabeza está deshauciada, y yo no insisto mucho en este caso porque no lo veo nada claro.
Otra piedra que me pesa es Kira, la adorable gata de una amiga, que al parecer tiene título positivo de anticuerpos frente a PIF, virosis felina de curso fatal. Trajo a un gato de un albergue, y enfermó. Se le diagnosticó la enfermedad y después de unos días terribles, el pobre murió. Tras pasar el trago, fue a sacar sangre a Kira, su gatita de siempre, más por seguridad (al haber estado en contacto con el otro), que porque tuviera ninguna sintomatología. Y resultó positivo en sangre. Hoy le repiten el análisis, a ver si hay suerte y se quedaron los anticuerpos pegados en el microscopio en el primer análisis.
Además tenemos a Cuca, una venerable anciana mestiza que acudió con una fea herida en la pata. Hablando con las dueñas, presentaba polidipsia, poliuria y había adelgazado muchisimo en poco tiempo. La orina era pegajosa. En diez minutos supimos que era diabética, una enfermedad que en los perros se puede manejar bien, pero que es fundamental la pericia y el apoyo de los dueños. Normalmente, al enterarse, se preocupan mucho, se aplican en los tratamientos y la dieta. A los 2 meses hacen lo que les da la gana, unos días pinchan, otro no, otro dos veces...veremos, pero en esta ocasión creo que nos vamos a preocupar nosotros por hacer las cosas de manera correcta más que las dueñas. Ojalá me equivoque.
Por último, una pareja de ancianos adorables nos han traido a Yeni, un cruce de pastor de 40 kilos con una dermatitis por lamido en una de sus patas. Estaba muy infectado, por lo que se le prescribió antibiótico. Desde entonces, no para de hacerse pis por toda la casa. Ellos piensan que es por el tratamiento, claro, nosotros sabemos que no. El análisis de orina presentó una densidad muy baja y ausencia de infección y azucar. Hoy le hemos sacado sangre a ver que descubrimos, pero a mi me huele a endometritis.
Lo mejor de esta semana, va a ser el fin de semana.

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