viernes, 26 de marzo de 2010

Alimento III: Acertar

No es posible afirmar qué comida es la mejor. Siempre hay alguna alternativa que tendrá ventajas en ciertos aspectos. Mucho más difícil es recomendar una marca. De hecho, las más conocidas tienen gamas desde el tramo más elitista al más modesto. Los fabricantes pretenden siempre ganar dinero, lo máximo que pueden. La mayoría de los clientes, no gastar más de lo necesario.
El sentido común dictará unas normas.
Calidad
-La formulación cuantitativa de las comidas es muy similar. Una variación en uno o dos puntos porcentuales en la proteína, o en calcio, no lo hacen mejor. Es más importante la calidad de las materias primas, y es casi imposible determinarla a simple vista. Sólo el precio nos puede dar una idea.
-La ingesta depende fundamentalmente de la cantidad de grasa. El resto de los componentes están adecuados a ese factor. La comida light ayuda a engañar un poco el apetito, porque además suelen aumentar el pocentaje de fibra, pero sólo eso.
-La cantidad que necesita cada animal el única. Depende de muchos factores, fundamentalmente de lo activo que sea y de la voracidad. Todos los sacos tienen una recomendación diaria aproximada, pero es solo orientativa. Hay que observar si se encuentra en su peso optimo e ir adaptandose a ello.
-No hay alimentos milagrosos, por mucho que prometan. Si un animal está obeso, no baja el peso sólo con una comida baja en grasa, seguramente necesita más actividad. Si es muy ansioso, no se saciará de repente por cambiar el tipo de alimento.
-Una estrategia comercial muy utilizada es ofrecer mejoras sorprendentes. También presentar un producto enriquecido con componentes que por lógica, ya tenían que incluir (vitaminas, minerales...). Es habitual que se aproveche la concienciación lograda por campañas de otros productos (dieta mediterranea, omega 3...)
-Hay que desconfiar de las variedades rocambolescas. No tiene lógica pensar que un animal, por ser de una raza determinada, tenga unas necesidades diferentes que un primo suyo.
-Hay que cuidar el envase, tanto en el momento de la elección como una vez abierto. Cerrarlo bien; si es de gran tamaño, separar comida para unos días a un recipiente hermético. Preservarlo de calor y humedad.
-Cuidado especial con los gatos. Su metabolismo es extremadamente exigente. Muchas de las consultas clínicas vienen como consecuencia de una nutrición inadecuada. Teniendo en cuenta el gasto que supone, mejor un alimento de gama alta.
-Cambiar de marca es contraproducente. Si un alimento funciona bien, es preferible seguir con él. Variar de marca o variedad en cada saco, no acaba con su aburrimiento más allá de unos pocos días. Y se corre el riesgo de que algún componente de la nueva elección nos acarree problemas.
Precio
-Hay alimentos que tienen un precio disparatado por razones de marketing. Se ofrecen como producto de lujo. Una diferencia de diez veces en el precio, no refleja necesariamente diez veces mejor calidad (pensad en vino, bolsos...). De igual forma, hay que recelar de los alimentos muy baratos, por muy bien presentado que estén, y por muchos anuncios de perros/gatos preciosos que emitan en televisión.
-Un alimento muy caro generalmente es bueno. No necesariamente quiere decir que se lo coma bien nuestra mascota, pero seguro que le va a cubrir las por completo necesidades nutricionales.
-El precio siempre está en función del consumo. Es mejor calcular el gasto semanal que el que se hace en el momento de la compra. Lógicamente, para un animal pequeño, la inversión es mucho menor, por lo que es más lógico elegir un producto más caro.
-No comprar comida para más de un mes, aunque resulte más a cuenta. Las grasas exteriores son las primeras en empobrecerse en contacto con el aire. Como consecuencia, les cuesta mucho comer un alimento que las hayan perdido.
-La otra estrategia habitual es ofrecer ofertas irresistibles. Y aunque a las compañías no les interesa reducir drásticamente la calidad, tienen posibilidad de abaratar costes que repercuten en el producto; y aprovechan el lanzamiento de una mueva variedad que justifique el cambio. Nadie regala nada.
Ademas...
-Para el animal, alimentarse es una de sus prioridades, por instinto. Si no hay otro remedio, comerán lo que haya, pero ofrecerles un alimento que les agrade es una forma de hacerles felices.
-Las comidas caseras hacen que se desequilibre la dieta. Tienden a comer siempre primero la proteína, y a no ingerir la fibra. Además, causan sarro y desajustes digestivos.
-La cantidad puede variar en función de la época. Un animal puede comer en invierno hasta dos veces y media más que cuando hace calor (a nosotros también nos pasa, no se suelen comer guisos en verano y los agradecemos en invierno). También depende de la actividad física. lo nervioso que sea...etc
-Las comidas enlatadas tienen en torno al 85% de agua, los pienso en torno al diez. Una lata alimenta muy poco. Además, manchan la dentadura y a menudo son producidas con materias primas secundarias.
-La digestión de las mascotas es mucho más laboriosa que la nuestra. Tanto la velocidad de los movimientos digestivos, como la secrección de jugos es un proceso lento, por lo que generalmente, una comida al día es suficiente. Algunos animales requieren dos tomas, más por un tema psicológico que fisiológico (aburrimiento, ansiedad...).
-Los cachorros necesitan más tomas que los adultos. Su metabolismo es más rápido y además de para mantenimiento, requieren nutrientes para crecer. Hasta los seis meses, es recomendable darle al menos tres tomas, cuatro incluso si son menores de tres meses.
-No existe ninguna razón objetiva por la que el ayuno total una vez por semana sea recomendable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario