lunes, 1 de marzo de 2010

Perra Vida

No pretendo convencer a nadie de mi infalibilidad. Las cosas, en ocasiones, se tuercen. Y hoy ha salido un día torcido.
He empezado bajando a Madrid a por unos materiales que necesitaba, atasco de los buenos. En esas andaba cuando me ha llamado Elena para decirme que no podñia venir (asuntos personales ineludibles). Llego por los pelos a la clínica y lo primero que entra por la puerta es un señor con un perro en brazos. Un cruce de Pincher, un poco más grande, que ya desde que le he visto, el sexto sentido (la experiencia) me ha dicho que andaba tocado. Al parecer lo había atropellado un coche en Torres de la Alameda, dándose a la fuga a continuación, y el pobre hombre lo había recogido y me lo traía a ver cómo estaba y qué se podía hacer. Le examino; tenía las mucosas más blancas que la cal (señal de hemorragia interna) empezamos bien. Como no se podía ni levantar, le he puesto un antinflamatorio fuerte para que aguantara y le he mandado a toda velocidad a un hospital. El perro tiene en torno a dos años y no le han puesto el chip. El collar es uno de esos de cuero gastado que suelen usar los cazadores. Pobre animal. Aún no tengo noticias de él...
Casi es salir por la puerta y vuelven a llamar. Polar, con su dueño. Me sonrío porque le había quitado por fin todos los puntos el jueves y pensé que venía a la última revisión. Pero se le ha vuelto a crear el otohematoma casi del tamaño del original.
Esto es de lo peor que te puede pasar. Llevamos trabajando con este perro dos semanas. Hemos hecho más de ocho revisiones. Le cambiamos el vendaje inicial dos veces. Le revisamos otras tantas por si aparecía infección. Le hemos quitado los puntos en tres tandas. Despacio, con mimo. El jueves salió de aquí con la oreja completamente curada. Revisamos la otitis por si persistía y no. Todo había ido bien. Mucho trabajo, pero todo bien. Y en dos días como al principio.
Le comento al dueño que en ocasiones puede ocurrir, y le pongo el ejemplo de una escayola en un tobillo torcido; si al quitarte la escayola, das un mal paso, se vuelve a lesionar. A regañadientes me ha dado permiso para volver a operar. Casualmente otra vez no está Elena, así que me he quedado al mediodía volviendo a coser la oreja del pobre Polar (al que ya he cogido cariño, con tanta visita...)
Realmente estoy rebotado. No sé hasta que punto es responsabilidad nuestra el que haya vuelto a ocurrir, pero lo que es un error es no plantearselo.
El borde distal de la oreja tenía un poco de inflamación el martes pasado, así que decidimos quitarle todos los puntos menos los de esa zona. El jueves, esa inflanación había desaparecido, pero ahora recuerdo que salió un poco de suero sanguinolento por los últimos puntos que quedaban. Esto puede ser normal porque cuando llevan más de diez días, se inflaman y se infectan. Tal vez la inflamación bajó al salir el líquido por la sutura, me tuve que dar cuenta. Y dejarle esos puntos al menos cuatro o cinco días más aún a riesgo de que se infectaran.
Elena sostenía que había que haberle echo un vendaje conpresivo después de quitarle los puntos. Yo decidí no ponerselo porque ví que la oreja estaba bien. Personalmente creo que el vendaje no hubiera sido suficiente; al quitarselo unos días después, hubiese ocurrido lo mismo. Pero nunca lo sabremos.
El caso es que ya está de nuevo reparado. Y voy a estar muy al tanto de él, a diario si hace falta. Pero este pobre animal se cura o se cura.

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