viernes, 12 de febrero de 2010

Bregando

Estamos cara al público, no nos queda otra. Los animales no pueden venir solos y les es difícil contarnos qué es lo que les pasa, así que tenemos que guiarnos por lo que nos explican nuestros clientes. Algunos son extremadamente educados, la mayoría gente agradable, muchos tienen una sensibilidad desmedida por lo que les ocurre a sus animales, otros...
Esto es real: una señora nos trajo una muestra de un jabalí el miércoles. Le explicamos cómo se realizaba el proceso y vino al día siguiente a por el resultado. Como aún no lo teníamos, me dijo mi mujer que la llamaría más tarde.
-Buenos días, soy la veterinaria que ha mirado la muestra.
-Sí, díga
-Que el jabalí está bien y se lo pueden comer.
-Ah, vale
-Le mando el certificado por correo, me dice la dirección.
-Pues no la sé, espere...Paco, ¿qué calle es esta?...pues es que... no sé ahora la dirección...
-Umm, bueno, pues le dejo el certificado en la clínica...¿cuando se cazó?
-¿Que cuando me casé?, y para que quiere saber eso...

Recibimos en la clínica muestras de cerdos y jabaies. La triquina es un parásito propio de los porcinos que se encuentra en los músculos. Si se ingiere carne infectada, se extiende por todo el organismo causando un cuadro grave, de hospital, vamos. Los cerdos que no proceden de un matadero, o son de caza (jabalies) o son de matanzas. Se suelen sacar unos cuantos kilos de chorizos y similares, de forma que un solo animal infectado puede transmitir la enfermedad a multitud de personas. Hubo hace pocos años un caso en Patones, con varios ingresos.
La prueba, en sus comienzos, consistía en dar un trozo de carne a un gato y encerrarlo. Si al cabo de una semana estaba vivo, se podía comer el chorizo. Con el progreso, se empezaron a llevar muestras a los veterinarios. Algunos sostenían que era necesaria una buena cantidad, y así la familia comía un par de días gratis. Se prensan una docena de minúsculos trozos de carne con unas placas especiales y se mira al microscopio. Los quistes se ven como limones brillando entre las fibras. Si es positivo (un par de casos al año de media en España), hay que enterrar el animal y echar cal viva.
Este método ha sido usado durante más de un siglo con éxito hasta el año pasado, en el que la Unión Europea, organismo nacido para hacernos la vida más fácil, ha exigido una predigestión química antes del examen microscópico. En Madrid hay unos quince veterinarios autorizados para realizar el análisis, y mi mujer es uno de ellos, por lo que recibimos las muestras en la clínica aprovechando el horario comercial. Ella da el resultado luego por teléfono y envía un certificado oficial por correo para que quede constancia del análisis; cuando puede, claro

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