domingo, 7 de febrero de 2010

Cirugía

Me hizo gracia el comentario de Perico haciendome ver que las fotos le daban "asquete". Yo ya debo tener la percepción completamente alterada. Desde luego, si las ve en directo, se cae redondo. Sé de otros que este tipo de imágenes les atraen.
Llevo algo más de quince años haciendo intervenciones. Sólo me dedico a tejidos blandos, vi unas cuantas intervenciones de traumatología y me parecieron un bricolaje cruento. Parece mentira lo bien que se recuperan los pacientes cuando ves los martillazos, los tornillos y los alambres atravesando huesos y articulaciones.
Casi todo lo que hago son castraciones, especialmente de hembras. Los clientes son mucho más reacios a operar a sus perros machos (si son chavales adolescentes ni se lo planteo para no herirles íntimamente). En los gatos si que se realiza por el tema del marcaje. Las hembras además, tienen asociadas alteraciones que hacen más comprensible su intervención, en las gatas esos celos que les hacen aullar noches enteras de forma inconsolable y en las perras por la facilidad con que desarrollan tumores de mama y endometritis.
Operar es mucho más sencillo de lo que parece. Sé perfectamente lo que tengo que hacer, como, y por dónde. El problema son los problemas; si tienes una complicación en el quirófano, no hay tiempo, a veces ni para pensar. Si algo se rompe porque no esta como debe, o donde debe, te puedes encontrar con un charco púrpura bastante desagradable. ahí es donde las experiencia es un grado, no perder la calma es fundamental. Limpiar, mirar, volver a limpiar, pinzar, coser...esto pasará como una de cada diez veces más o menos, pero siempre se arregla. La verdad es que cuando veo un vaso de esos que al romperse proyectan un chorro de hasta el techo ahora me hace gracia. Se que no es más que aparatoso, no importante si tienes el vaso localizado. Pero si no, se pasa un ratito malo.
Tenemos la gran ventaja de la anestesia. Hace años se usaban medicamentos peligrosos y poco efectivos. Yo he tenido la suerte de que cuando empezaba, se popularizaron los aparatos de anestesia inhalatoria, de forma que tienes al animal perfectamente dormido y es casi inposible sobredosificar. Además, no hay metabolismos sistémico, el compuesto se une en pulmones y basta con dejar al animal con oxígeno para que se despierte. Antes de enchufar el animal a la máquina, se preanestesia e induce con fármacos seguros y adsequibles. Antiguamente se hacía con barbitúricos, el famoso Pentotal, potente y peligroso, además de provocar un terrible despertar. Aullaban, temblaban, tardaban un horror en pasarse el efecto. Ahora se usa Propofol, que es muy seguro y permite que se despierten relajados. Con este compuesto se le fue la mano al médico de Michael, y yo, que lo uso a menudo, no lo entiendo. La cantidad necesaria para la sobredosis se acerca a un cubo.
Esta semana tengo cuatro cirugías, normalmente hacemos dos o tres a la semana. Me da un poco de pereza pensarlo, porque cansa mucho y te deja la espalda machacada. Pero espero que ninguna sea de esas que se complican. Ya pondre alguna foto.

1 comentario:

  1. Menudas fotos, sí.
    Cuando vi lo que le sacaste a la jessy de los camuñas también fue tela...

    Arg...

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